Años cuarenta: Guerra Mundial y penuria.
Año 1940. En esta década Canarias padece mucha pobreza, muy por encima de la península, a causa del aislamiento y las consecuencias de la guerra civil. La economía del archipiélago, tan conectada durante su historia con Europa a través de las exportaciones de tomates, papas y plátanos, se resintió y la población canaria atravesó uno de sus períodos más difíciles.
En esta situación tan conflictiva el gofio fue la salvación. Se convirtió en el “pan de los pobres”, lo que le hizo ser poco menos que despreciado por las clases pudientes, desprestigio que se mantuvo durante muchos años.
En esos tiempos de penuria, el gofio con leche, caldo, miel, aceite o agua, fue el sustento básico del pueblo llano. Y el gofio no fue ajeno a la emigración hacia América tras la posguerra. En los barcos clandestinos que salían de las islas, el gofio fue provisión indispensable, ya que podía conservarse mucho tiempo en buenas condiciones, y además, una vez preparado, no necesitaba nada más para ser consumido. Hoy día, el preciado cereal ha recuperado su sitio en la dieta del canario después de años de abandono. Sus cualidades nutritivas han superado el desprestigio que sufrió en tiempo pasado.
Eran tiempos del Mando Económico en manos del capitán general de Canarias. Y funcionaba en aquella época. Los tranvías pintados de verde y las guaguas encarnadas de la Exclusiva facilitaban el transporte. El tranvía de las cuatro de la tarde del domingo venía cargado de estudiantes bailones, que acudían al hotel Camacho a sus conquistas, regresando en el tranvía de las diez de la noche. El que perdía el último tranvía tenía que regresar a pie
La provincia de Tenerife, la de más bajo coste del nivel de vida de toda España.
Año 1941. Sigue de médico titular Manasés Herrera Martín.
Año 1942. Presupuesto para Beneficencia 11.689’20 pesetas. Es veterinario Pedro López Zumel (se está construyendo el matadero municipal). El sacrificio de reses en el matadero (carnicería) había que hacer con asistencia de un concejal.
Año 1944. Se hace cola para sacar el nuevo DNI (con fotografía, huella digital y firma), sustituyendo la vieja cédula personal, que había de obtenerse anualmente mediante el pago de su importe según clase. Era un impuesto más.
Año 1945. La vida económica del Ayuntamiento se desenvuelve con gran agobio debido a los años de crisis creados por las guerras, la civil y la mundial. El Consejo Municipal de Sanidad lo preside el alcalde. El Ayuntamiento paga las medicinas para enfermos pobres incluidos en la Beneficencia, a justificar con las recetas.
Año 1948. Presupuesto para Beneficencia, 19.506’48 pesetas. Haber del farmacéutico municipal, 3.953’28, importe reducido al estar mancomunado con el ayuntamiento de El Sauzal. Aguarrás y zotal para limpieza de las oficinas municipales, de la farmacia Vidal Torres, que también suministra las vacunas para los mozos de reemplazo que se tallan en el Ayuntamiento. Practicante Manuel Puerta Cabrera, casado con Adoración Pérez y Pérez. Medicinas despachadas por el farmacéutico Vicente Hernández González.
Año 1949. Médico de asistencia pública domiciliaria, Tomás Sesé Ferreira, nacido 1887. Fue médico en Santa Brígida, Las Palmas. De baja estatura, con gabardina para cubrir los rotos del pantalón, caminaba despacio. Era de la península y llegó pobre. Fumaba hasta tener el bigote color tabaco. Estuvo varios años en Tacoronte, su familia mejoró económicamente y consiguió su primer coche, un Standard. Su consulta junto a la casa de Carmen Chiclana, La Estación. También estaba Manasés Herrera.
En este año se recibe un oficio del Gobernador ordenando se ponga en funcionamiento, conforme al reglamento de enfermedades infecciosas, un pequeño hospital de aislamiento donde puedan alojarse preventivamente los primeros atacados de enfermedades epidémicas. Desde el ayuntamiento se suplica a la autoridad se difiera para más adelante la obligación al carecer de locales adecuados, además de la dificultad de tomar una casa en alquiler con las condiciones exigidas, debido a que se hallan todas ocupadas por los numerosos veraneantes que en verano acuden a la localidad.
Se elige inspector municipal veterinario a Julio Luis Ucar Angulo, de Zaragoza, pero no se presentó en plazo legal a tomar posesión y se nombró a Santiago Marrero Prieto, siguiente en la lista. Aurelio López Trujillo, practicante de asistencia pública domiciliaria (APD) lleva 15 años en el oficio. Tacoronte tiene 10.020 habitantes en esta mitad del siglo XX.