Desde que en mis manos recayó la responsabilidad de llevar las riendas de la farmacia de alguna manera me sentí en la obligación de rendir un reconocimiento a quienes con anterioridad habían desarrollado la bella labor de servicio sanitario desde nuestros mostradores.
Por otra parte, al observar y analizar la trayectoria centenaria de nuestro establecimiento, su devenir y el de las personas que han formado parte del mismo, inexorablemente ligadas al curso de la historia de la población de la que forman parte, no podía tampoco evitar tomar conciencia del valor que este pasado podía aportar a nuestro presente, cuando no incluso a nuestro futuro.
No le faltaba razón a Juan Donoso Cortés cuando decía: “En lo pasado está la historia del futuro.”
Siempre he tenido claro que nuestras trayectorias se definen tanto por nuestros destinos como por nuestros puntos de partida. Las sendas que otros abrieron nos sirven de referencia y guía en nuestro caminar. Y conocerlas y tomarlas en cuenta es imprescindible para que la decisión de tomar el timón de la nave y dirigir su nuevo curso sea realmente una decisión libre. Libres somos cuando sabemos qué es lo que nos condujo hasta el lugar en el que estamos y qué es lo que se esconde detrás de aquello que a veces hacemos de forma inconsciente.