Sentada y haciendo una reflexión del tiempo que llevo en la farmacia, no puedo dejar de sentir alegría y emoción al estar escribiendo estas palabras. Palabras que en un momento, también redactaron mis compañeros sobre ellos mismos y que yo leía con mucha atención cuando aún no los conocía. A día de hoy, siento que me han acogido como un miembro más, lo cual me hace muy feliz porque creo que nuestra naturaleza nos mueve a caminar buscando un lugar donde madurar, aportar, reír, superarnos día a día… Y sentir que ahora lo he encontrado me reconforta.

Desde pequeña, tuve curiosidad por saber para qué servían esas cajas, en su mayoría blancas por aquel entonces, que se encontraban al lado de las tiritas o el algodón. Sus nombres no eran de gran ayuda pero me propuse que algún día conocería todas sus indicaciones.

Día tras día, en mi trabajo me esfuerzo por ofrecer una atención farmacéutica de calidad, que garantice información y seguridad adecuada sobre los productos que hay en la farmacia. Desde que finalicé la carrera busco actualizar mis conocimientos y profundizar en temas de salud ya sea mediante cursos presenciales, leyendo revistas de interés científico o a través de webs de salud.

Y si hablo de mí, tengo que nombrar la dermocosmética, una de las ramas que siempre ha captado mi atención y de la cual, en mis ratos libres, siempre busco información sobre los componentes más novedosos en este campo.

En cuanto al trabajo y mis compañeros, para mí todos aportan valores diferentes y muy importantes en el trabajo diario, creando un equilibrio que considero fundamental para el desarrollo personal y profesional. Me considero una persona constante, no paro hasta ver que todo coge la forma que me he propuesto. Me gusta hacer cosas dentro de mi trabajo diferentes, que mantengan mi lado creativo, porque me ayudan a tener un reto personal y un equilibrio a nivel profesional que siempre he buscado.

Abril 2016