Con más de veinte años en esta farmacia, no puedo separar mi crecimiento personal con la labor desempeñada aquí durante todo este tiempo. Al principio reconozco que por timidez me costó enfrentarme al trato con la gente en el mostrador. Sin embargo día a día fui dándome cuenta de todo lo que podía aprender de los demás y así, a día de hoy, tengo la suerte de contar entre mis amigos a muchos de esos clientes que he tenido la oportunidad de conocer.

Disfruto mucho mi jornada laboral.
Es muy reconfortante ver cómo la gente confía en mí.
De mis compañeros solo puedo decir que no querría otros.

Nos gusta mucho una fiesta y siempre que podemos no dudamos en montarla.

Muestro entusiasmo en mi trabajo y no me gusta estancarme.

Necesito estar en continua evolución y así todos los años hago cursos para mejorar mis conocimientos y de esta manera prestar una mejor atención a nuestros clientes. Pero tengo claro que el mejor servicio que le puedo prestar a la persona que entra por la puerta de la farmacia es un trato atento, amable y paciente.

Le doy muchísima importancia a mi familia. Para mí lo es todo.

En este aspecto me considero un privilegiado porque no solamente la tengo en casa, sino que también trabajo con ella ya que somos una gran familia todos en Farmacia La Estación.

Febrero 2015